“Cuando neva en otoño”
En la quietud del otoño, un día de repente, empiezan a caer del cielo, plumas blancas que parecen bailar en el horizonte cuando las sopla un ligero viento.
Algunas hojas se aferran a los árboles, como no queriendo caer al suelo, es como si el árbol supiera, que se aproxima el frío invierno y no quiere verse desnudo... Las ardillas buscan entre las hojas secas, alguna semilla, otros localizan los bulbos de tulipán recién sembrados y se siente la ausencia de los enamorados.
Poco a poco cambia el panorama, de aquellos colores del otoño, no va quedando nada y una sábana blanca se tenderá en el horizonte y los días cada vez más cortos, se teñirán logubres y una melancolía contagiosa se apoderará del alma.
Cuando neva en otoño, los tulipanes bajo tierra tiemblan, atrincherados esperando la primavera, tal y como la espera el alma enamorada, la doncella ilusionada. Cuando neva en otoño uno se da cuenta, que todo en la vida tiene su momento, que cuando el amor llega hay que darle la bienvenida, sin estar pensando en la despedida, porque la vida son esos momentos en que extasiados nos sentimos enamorados.
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