“Por el camino de mis memorias”
E transitado por los caminos de la vida, desde el milenio pasado y han pasado los años, quizás toda una vida, pero me sigue pareciendo que fue ayer...
No, no vivo anclado al pasado, pero cada lección aprendida me ha dejado una herida, tengo cicatrices en el alma y sobre la piel; he bebido de las miles exquisitas de la existencia, que sería una locura no evocar ese sabor, que embriaga el alma. He amado y me han amada, quizás también me han odiado... He experimentado en carne viva la soledad y por eso he aprendido a valorar a quien me acompaña, pero también a no confundir el amor por compañía.
De vez en vez, me compro un boleto al ayer y recorro mis memorias, no para huir del presente, sino para recapitular lo que he vivido, lo que estando envuelto en confusión no he comprendido, pero sobre todo, para darme cuenta que he sido bendecido.
Pues en ese camino de mis memorias, siempre ha estado la mano del Creador, ese que con amor, ha guiado mis pasos, pero también a respetado mi libre albedrío, cuando me he confundido.
Yo no peleo con mi pasado, porque nada puedo cambiar, no me enojo con el, ni lo juzgo con la experiencia que tengo hoy. Por eso cuando hago ese viaje, lo hago sin el equipaje de las culpas y las amarguras, sino en plena libertad y cuando regresó, me doy cuenta que la vida ha sido hermosa, a pesar de mis tropiezos, de mis errores y de esas cosas que hoy me dan risa.
Dicen que recordar es volver a vivir, yo diría que más bien, es darse cuenta que no basta con sobrevivir, porque sin importar las circunstancias, hoy puede ser un bello día, un día de esos, en que la vida me sorprenda, con un bello amanecer, con la sonrisa amable, con el beso de una mujer, con una flor en el camino o un chocolate que había olvidado y lo llevo en el bolsillo.
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