Le robe las horas al sueño
y al descanzo, para ir
a su encuentro...
Me invente cualquier pretexto,
para estar en el contexto,
que me permita estar a su lado,
porque sin su presencia,
esta vida no es vida.
Él vino a mí, como un Alo
de luz resplandeciente,
una luz que hace palidecer,
la misma luz del sol,
es tan intensa y sin embargo,
no ciega.
Me mostró sus manos,
de ellas irradiaba ternura
y sentí un gran consuelo,
un consuelo que el alma añora
y por el cual escaparía del cuerpo.
Él es ese misterio insondable
y sin embargo se revela tan amable,
si se tiene corazón de niño;
atrae tan intensamente
la totalidad del ser,
más fuerte que la gravedad
o que un super imán
a un alfiler. .
Se siente como estar bilocado,
el cuerpo esta aquí,
pero el alma e incluso la conciencia,
están en el quinto cielo,
que de subir otro escalón,
es seguro que no volverían
al cuerpo.
Oxwell L’bu Copyright © 2017
