En la profundidad de la noche salí a buscarte,
en medio de una densa obscuridad que inflamaba
mis temores y permitía que aparecieran los fantasmas
de mis temotes...
Aún así te salí a buscar, llevando como antorcha
esa llama de mi corazón que arde al sólo
evocar tu npmbre, mi señor...
Pero esa llama pronto se hagota, es como una llamarada de tuza, como una estrella fugas,
como un motor que después de arrancar,
se queda sin gas.
Pero era mi alma la que te pretendía,
era mi corazón el que tu ausencia sufría,
así que seguí avanzando en la obscuridad
y entonces encontré el desierto, ese
lugar donde todo está muerto
y donde muchas veces perece la fe.
Pero tu eras el agua para mi sed...
El viento para mi vuelo
y de mi corazón el consuelo,
Por eso encontrarte era mi anhelo.
Dude lo se, retrocedido no lo negaré,
pero tu me diste alcance y le pusiste
a la lámpara de mi corazón vacío,
el aceite con el que consagras la vida
de los entregados..
Entonces una llama azul se prendió en mi pecho
y en un instante las tinieblas salieron huyendo,
porque nunca la luz a sido sofocada por la oscuridad.
Oxwell L'Bu copyright 2015
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