En lo próspero, en lo adverso, que cada suspiro, que cada gemido, sea un verso, verso que se transforme en una oración, que en forma de poesía, exprese la gratitud del corazón...
Quien vive el amor? Quien hace suya esa porción que fue puesta en su corazón, desde antes de nacer, cual semilla, cual extracto de perfume exquisito, cual vino que alegría al alma.
La lengua es ligera, para decir: Te amo! En un momento de emoción, en un arranque de pasión, sin que esa semilla prospere y crezca en el corazón. Ojalá fuera como la semilla de la mostaza y que a travez de nuestra vida creciera y nunca muriera, porque el amor no conoce la muerte, la trasciende.
Ojalá! Anidara en el corazón, un amor devoto, un amor que busque las alturas y la plenitud, un amor que reconozca el nido, donde se sustenta y se nutre.
Ojalá! Nuestro amor, tuviera esa devoción, que cuida, que se entrega, que no teme al sacrificio, pues aún en el, encuentra el gozo de la entrega, entrega que duele, si, pero que a la vez expande esa capacidad de amar, más allá del momento, más allá de la conveniencia, porque el ser ha tomado conciencia, que sin amor, nada tiene sentido.
Que nuestro amor, sea un amor devoto, un amor que expele el perfume exquisito de la alegría, de quien ama, un amor que es feliz, aunque atraviese por momentos en los que no hay alargaría, pero si esa fe, que todo lo espera y no desespera, porque tiene el consuelo sublime del Amor.
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