“Diálogo”

“Diálogo”

Se que más de alguien, pensará que estoy

loco por ponerme a platicar con usted;

en un diálogo interminable que no me lleva

a ninguna parte, que no sea al mismo infierno.

Porque usted no tiene la más mínima cortesía, quien lo diría y me lanza sus preguntas a quema ropa; que son como escopetazos,que hacen pedazos mis ilusiones.

Usted si que no conoce de mentiras piadosas, ni verdades a medias, me dices las cosas directamente, sin importarle los latigazos que le da a mi mente y menos los arañazos que le propina al corazón.

Si, yo sé que usted con entupida

insistencia agota mi paciencia,

insistiéndome al decirme,

que tengo más pasado que futuro,

cuando yo siento, que tengo toda

una vida por delante....

Ya lo sé, que esto le viene en gracia y no se ría, porque hay vidas que duran solo un día 

y sin embargo a veces son más plenas,

que las que duran cien años.

Váyase usted al carajo, que sabe usted de vivir, si usted nunca a tomado un riesgo;

si ya se que me empiezo a verme viejo,

pero tengo el encanto del vino añejo.

No soy un amante experimentado, pero si

un hombre apasionado, que no hace alardes 

de macho, porque la última palabra de lo

qué pasa en la cama, la tiene la dama.

No, no me diga que yo, ya no tengo nada

que ofrecer, que sabe usted;

si yo tengo un fardo de ilusiones sin estrenar, un batallón de detalles por poner a desfilar y una legión de caricias y besos por entregar.

Sabe, ya me arto, ya no lo quiero escuchar,

yo no lo quiero desafiar, porque usted

con sus argumentos me suele ganar...

Así que prefiero  perder por default,

que ganar una discusión, que al final

solo me deja amarga la boca.

Yo prefiero salir al encuentro de la vida,

quiero que esta me sorprenda y darle

un beso desvergonzado en la boca,

uno de esos que provoca, volver a repetirlo.

Así que quédese usted con sus argumentos,

a mi ya no me meta tanto cuento,

quédese usted allí, que yo me largo de aquí,

porque la vida me espera y no me quedaré 

frente a esté espejo, que es más pendejo

que yo, pues es como una lápida sobre 

la tumba de quien se deja enterar en vida.

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