“Los monólogos del susodicho”
Menos mal existen los celulares, porque de lo contrario, pensarían que estoy loco y hablo solo,
cuando voy caminando y soñando con los ojos abiertos.
Se muy bien que a veces lo que expreso, con mis versos, causa enojo y desprecio, en mis detractores, que con sus tractores de críticas gratuitas, pasan sobre las flores, que en el camino voy sembrando.
También hay quienes, prefieren ignorarme, aunque lo que expreso con mis versos les mueve el tapete. Hay quienes en cambio, reciben las flores sin pedir explicación y dejan que su corazón, perciba lo sublime de algunas frases que se pierden... Hay quienes sueñan y arrullan ilusiones, y hasta alimentan pasiones.
El susodicho no escribe, poesía majestuosa, ni versos sublimes y menos frases que queden para la prosperidad de los tiempos, pues a nadie le interesa destacar mis dichos y diretes, pues ellos son como barriletes que se los lleva el viento.
Cuantos veces le he pedido al susodicho que caye, que deje de vertir esos versos adversos, que deje de pretender ser poeta, porque el saco le queda grande. Pero el todos los días al caer la tarde, sigue escribiendo, sigue vertiendo sus versos que corren como manantiales, sin recibir beneficio alguno, que no sea esa alegria de ver qué en el camino va dejando, los flores que su corazón va cultivando.
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