. Para mi amigo Carlos Oswaldo Flores Rosales
“Cuentas insaldables”
A veces uno en su falta de cordura, asume que el otro sabe perfectamente, lo que uno siente y piensa, sin detenerse a pensar, que nadie es adivino y que expresar sentimientos y gratitud, nunca están demás...
Porque una amistad, puede nacer todos los días y sin embargo, el terreno donde nace es árido y empedrado, por eso hay que cultivarla y cuidarla, y luego aunque la queme el sol, aunque casi la ahogue la tempestad, ella se mantendrá, porque sus raíces son profundas.
Asi a sido tu amistad, mi buen amigo Carlos, con quien compartimos juegos y travesuras de niños, con quién de adolescentes corrimos tras las faldas escolares, nos colamos en las fiestas y más de una vez, sufrimos alguna desventura.
Recuerdo tu gran estatura y no sólo esa que es evidente, sino la que exige la vida para sobre ponerse a una herida o a esas tempestades, que nos empapan hasta el alma. También recuerdo tu vocación militar que se habría paso entre los juegos y las cosas que suceden al azar. Y ese día, en que la vida me propinaba uno de los golpes, más duro que puede dar, vos estaba allí, el regalo de tu presencia era evidente, no solo por tu estatura, sino por lo humano y solidario que te mostraste.
Y es que a mis amigos les adeudo de verdad, una factura que no se paga, ni viviendo mil años, que sospecho que es por eso que en la amistad, hay un ingrediente de eternidad.
Gracias por tu amistad y compañía.
Oswaldo D’ Leon R.
P.D. Ojalá la vida se confabule a nuestro favor y un día podamos compartir y escribir más páginas de nuestra historia.
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