“Antes del punto final...”
La vida empezó a escribir mi historia, desde antes de nacer, lo hizo con la maestría del anonimato, como escribe el Creador en los bosques, en las montañas, en los ríos, que aunque nadie advierte su mano, El allí está escribiendo.
Luego de aquellos primeros meses en los que apenas tomaba conciencia, puso en mi mano la pluma y se retiró, porque era yo, quien debía seguir escribiendo la historia y al crecer me doto de memoria, para que a veces evoque lo vivido y me den más ganas de vivir.
Si, el cuaderno tiene borrones, sobre los que reescribí, pero se notan, también tiene tachones, de cosas que no quise escribir, pero las escribí, eso si, la vida no permite que arranquemos hojas, ni que lo olvidemos aunque escondamos el cuaderno.
A veces al releer mi historia, me detengo a releer esa páginas que tiene belleza y sencillez, pero la vida me devuelve al presente para que siga escribiendo y si, en lo que he escrito hay faltas de orografía, hay comas donde no debían ir, hay puntos y aparte que no debieron ser, hay puntos suspensivos que es mejor que estén allí. A veces quisiera reescribir mi historia, pero la vida no lo permite, porque toda historia debe de ser así, imperfecta, sencilla y a la vez elocuente, para merecer ser leída.
Tampoco la vida nos permite editar, pues lo escrito, escrito está y aunque pasen mil años así se quedara; lo bueno es que en mi historia también hay dibujitos mal logrados, que le dan un toque de comicidad. Porque no hay que tomarse tan serio la vida, para que esta nos tome en serio y no lleguemos sin argumentos al cementerio.
Por eso antes de ponerle punto final, disfrutaré un tamal, me robare la miel de un panal y un beso a la la moza más hermosa.
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#Historia
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