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domingo, 3 de febrero de 2019

***Mientras la nieve se derrite***

***Mientras la nieve se derrite***
Mientras la nieve se derrite,
desde mi trinchera contemplo
el horizonte, que espero la mano
de Dios lo pinte de un color diferente,
a ese gris logubre que parece de hospital.

Mientras la nieve se derrite,
la tecnología compite,
con un viejo libro de poesía,
que no terminó de leer,
porque siempre alguna  musa
me viene a distraer.

Poco a poco los colores del jardín
de mis otoños se empiezan nuevamente
a revelar, las hojas secas se sacuden
la nieve, pues quieren nuevamente
con el viento volar.

Se escucha a los pájaros cantar
sobre la copa de los árboles desnudos,
que esperan que la primavera les devuelva
las ropas que el otoño les vino a despojar
y quizás alguna flor con su aroma,
los venga a embriagar.

La selva de concreto se empieza a reponer,
pero el asfalto parece un vidrio roto,
donde sería un suicidio andar en moto;
las calles casi vacías, calles sin niños,
porque están frente a una pantalla
que los emboba y les absorbe la vida,
lo mismo que a los adultos.

Mientras la nieve se derrite
yo estoy aquí haciendo remembranzas
de lo vivido y compartido,
estoy como los tulipanes esperando
la primavera, con ganas de besar
en la boca a la flor primera,
que me permita embriagarme
con su aroma.

Mientras la nieve se derrite
escribo versos sobre la tierra mojada,
pero no duran nada, porque la nieve
derretida no quiere huellas de sueños
redimidos y menos  de suspiros vagabundos,
buscando albergue.

Me viene como vívida imagen
la calle amores, allí donde  las flores
se arremangaban las medias escolares
y se cubrían el trasero con el suéter
y se sonrojaban frente a su primera ilusión.

Mientras se derrite la nieve,
yo camino por el bulevar de las
remembranzas, esperando toparme
con Sancho Panza pa’ preguntarle
si el encontró a Dulcinea.

Mientras se derrite la nieve,
renacen mis esperanzas
de volver no solo a ver, sino
también vivir la primavera
y encontrar la carretera,
donde el manejar en U
no solo sea permitido,
sino obligatorio.

Mientras se derrite la nieve,
yo veo humear mi café
y me pregunto a donde fue,
esa que decían que era mala compañía,
con la que conocí esa locura,
que le da alegría al corazón.

Mientras se derrite la nieve,
con los zapatos empapados
y los pies casi congelados,
me viene el eco de ese reproche
de mi cuerpo, pidiendo en las noches
“Su chamarrita” no solo para abrigarlo
sino también para conciliar mejor el sueño.

Mientras se derrite la nieve,
pienso que esa nieve bien hubiera
sido lluvia, si el sol no se fuera a dormir
tan temprano haciéndole desplantes
a la luna.

Mientras se derrite la nieve,
en esta banca ya tengo mojado
hasta el trasero y por una sopa
me muero, así que dejaré de filosofar
y bajo una ducha caliente,
a todo pulmón me pondré a cantar,
mientras el lívido se me descongela.
Oxwell L’bu copyrights 2019

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