Consiente estoy de la finites de mi existencia… Así como de de las limitaciones de mi experiencia, del tiempo que me toca vivir. No poseo patrimonio que heredar, ni una posición que delegar, mí huella en este mundo se tendrá que conformar con ser recuerdo que el polvo del tiempo cubrirá, pero aun así quiero darle alas a mis pensamientos…
Contemplar es abandonarse, entregarse en silencio reverente, para dejarse envolver por esa luz sublime de su presencia.
Y así abandonado y entregado escuchar su voz, que es como un murmullo en el silencio, una caricia al alma que inquieta y desafía, pero siempre deja paz.
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