“Los pobres de Yahve”

“Anawin”

(Los pobre de Yahve)

Aque te aferras?

De que te adueñas?

Si nada te llevarás,

todo es prestado,

nada es heredado,

pues tarde o temprano

a su verdadero dueño

Volverá…

Se te hace tan común,

ver a los mendigos de

la calle, en su obscuridad 

y miseria que contrasta

con las luces de las vitrinas

y la abundancia de los

almacenes.

Se te hace tan molesto,

que uno de estos, 

se acerque a ti para pedirte

que comer, justo cuando

entras al restaurante,

donde comensales y

anfitriones desperdician 

la comida.

Y peor aún, cuando te

es indiferente el sufrimiento 

de la gente, porque estás 

tan acostumbrado,

que no te afecta cuando

la miseria pasa a tu lado.

De que apenarte si los

makarioi siempre han existido,

asi como lo que han exprimido,

hasta la última gota,

los placeres de la vida.

Pero que es un hombre

desnudo, sin los trapos

que cubren sus miserias…

Que es una mujer sin todos

esos adornos que son distractores,

que ocultan su verdadera

naturaleza.

Que serás tú, en ese momento,

del que tus riquezas,

tu poder, tu influencia, tus éxitos

y títulos no te podrán salvar

y menos aún ayudar a dar

ese salto de fe.

Ese salto que los anawin,

dan cada día al despertarse,

ese paso de fe de quien confía 

plenamente, porque es consciente

de en Quien a depositado su fe.

No, no se precisa andar en harapos

para ser un anawin, basta con

dejar de poner la propia valía

y la de los demás, en los títulos

que sustentan, en la ropa que usan,

en las cosas que poseen.

Y ponerla en el que es la fuente

de todo bien, de toda sabiduría 

y de la propia vida…

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