Sin apenas advertirlo, ha transitado, un buen trecho del camino, sin certezas, sin garantías, pero con mi confianza puesta en ti...
Hoy que tengo más pasado que futuro, hoy que tengo plena conciencia de mí finites y de la fragilidad de la vida, no lo veo con temor, sino eso me convence que es por tu infinito amor, que aún estoy aquí. Porque estoy convencido, que hasta mi último latido, tu misericordia me acompañará en ese tránsito hacia la eternidad.
Ya, he gastado buena parte de la moneda, que me fue dada al nacer y no sé, para cuánto y para que más me alcanzara. Solo sé que no quiero mal gastar el tiempo que me queda, que no quiero tomar caminos que me desvíen de mi destino; que no quiero perder esté tiempo que cada día, cada momento es más valioso, porque para mí, empieza a escasear.
Por eso, si mi vida es solo un suspiro, frente a la eternidad, dime Señor, que propósito tiene mi existir, que debo de esperar...
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