Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones. Jeremías 1:5
Recibí ese Don maravilloso de la vida,
de mi madre que fue campo fértil,
de mi padre que depositó la semilla
y el Creador me dió su aliento de vida,
Con celoso amor mi madre en su vientre
por nueve meses me llevó,
y cuando el tiempo se cumplió,
con un dolor creador y fecundo
una nueva vida a este mundo dio,
Cuantos momentos maravillosos y significativos
compartimos; cuantas alegrías y gozos,
cuantas lagrimas y dolor, pero todo ha
válido la pena, más nada hubiera sido posible
si me hubiera abortado.
Si hubieran decidido interrumpir el embarazo
y para ellos solo hubiera sido,
un problema en vez de una bendición,
un tropezón en el camino y no una
nueva oportunidad...
Habría sido la muestra visible de un pecado
que se quiere ocultar,; un descuido que se
quiere desechar; el producto de un momento
de placer donde no hubo amor.
Es seguro que mi muerte hubiera sido planeada,
cuidadosamente cotizada y mi cabeza hubiera
sido destrozada, así como mi cuerpo mutilado
para ir a parar en una bolsa roja para ser incinerado,
Si hubiera sido destinado ,a ser abortado...
Para hoy solo sería un amargo recuerdo
al que se quiere dejar en el olvido y mi alma
el fantasma, que atormenta la conciencia.
Pero gracias a Dios, esa idea no pasó por la mente
de mis padres, ni por un segundo
y he podido experimentar la belleza de este mundo
y hoy tengo un tesoro de vivencias y experiencias
que puedo compartir, cuando me pongo a escribir,
porque la vida me dio un corazón de poeta...
Pero sobre todo una conciencia que valora la vida.
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