*Si supiéramos el día y hora de nuestra partida, tendríamos dos opciones, temblar, llorar y lamentarnos o vivir con intensidad hasta el último momento… Pero esa es una información que nos es vedada, para que planeemos como si nunca nos fuéramos a ir, pero vivamos como si hoy fuera el día de nuestra partida. Porque la vida es un manantial o un desierto dependiendo de nuestra correcta actitud y nuestro desacierto.
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